domingo, 13 de mayo de 2012

La originalidad en la trama de una obra



Caso de Death Note


Los mangas, comics, las películas, las obras literarias, animaciones, etc., tienen una historia que contar, puede ser una historia enfocada en un contexto social, político, económico, cultural e incluso fantástico. Y es precisamente en la manera en que se cuenta una historia, es decir en su trama, en que nos vamos a enfocar, analizando el caso particular del manga de Death Note, la importancia de la trama en la obra y su originalidad por las implicaciones psicológicas, existencialistas y morales.

Death note es una serie de manga escrita por Tsugumi Ohba e ilustrada por Takeshi Obata. Su historia se centra en varios personajes, con características distintas, no solo físicamente, sino en cuanto a su personalidad y maneras pensar y ver el mundo. Light Yagami es uno de los primeros personajes en aparecer, un estudiante muy aplicado e inteligente que encuentra una libreta que da el poder de provocar la muerte a cualquier persona con solo conocer su nombre y rostro y escribirlo en ella, además de permitir que se escriban las causas y maneras en que la muerte se lleve a cabo.

Es muy curioso notar que esta libreta aparece ante alguien que piensa que el mundo está “podrido” por la corrupción de la gente, entonces qué mejor oportunidad que aquella libreta para terminar con esas personas y crear un “nuevo mundo”, para ser el dios de él. Parece ser una salida fácil ¿verdad? y más aún teniendo la posibilidad y el poder de hacerlo. La mente puede acostumbrarse a esta idea. Sin embargo, ¿por qué no pensar también que la libreta se convierte en una manera de maldad?, porque matar a los demás, aunque éstos sean criminales o los seres más malvados, es un acto similar al de éstas personas.

Es así entonces que aparece otro personaje llamado “L”, un joven detective privado que investiga el caso de los asesinatos que empiezan a producirse por Light, quien pasa a ser llamado por la sociedad como “Kira”, derivado de la pronunciación japonesa del inglés “killer”, que significa asesino. L, cuyo nombre completo es L Lawliet, representa la contraparte de la trama, al perseguir a Kira, el causante de tantas muertes en el mundo y tratar de restaurar el orden natural de la sociedad. Su pensamiento es que la justicia se hace socialmente y no individualmente.

A partir de estos dos personajes se pueden ver las implicaciones psicológicas de la serie, por los pensamientos y maneras de ver el mundo de cada quien, uno que mira la justicia en la eliminación de lo malo y otro que ve la justicia en la sociedad misma y sus procedimientos a favor de todos. Se observa un existencialismo, dado en el propósito de vida y existencia que cree tener cada uno en el mundo y su manera de vivir. Además se presencia una crisis de lo moral, ya que cada personaje distingue de diferente manera lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto y ambos tienen argumentos lógicos y creíbles, que dejan, entonces, la resolución del conflicto en manos del lector.


Es así que la trama de una obra no consiste solamente en contar una sucesión de hechos, sino que busca establecer conexiones causadas entre los distintos elementos de la narración, haciendo así que cada historia sea distinta y original a pesar de las similitudes que puedan tener con clichés, como bien lo dice Roman Gubern en la Mirada Opulenta: “En toda obra de género hay siempre repetición, pero nunca duplicación”.  

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